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Entrevista a José Ignacio García Pérez. Por Antonio J. Entrena

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Para un monográfico como el de esta revista dedicado a Andalucía, tenemos que echar, a la fuerza, un vistazo a nuestro alrededor para encontrar personas como José Ignacio García Pérez que rompen un montón de tópicos sobre el andaluz mostrándonos cómo en nuestra tierra somos capaces de hacer aquello que nos propongamos. Él es la viva imagen de como de una familia de pueblo, absolutamente normal, se puede conseguir aquello que uno se proponga a base de trabajo, sacrificio y mucha pasión.
Su curriculum es sin duda uno de  entre los varios que han resaltado en los últimos años entre los hijos de familias ilurquenses. Estudiante cum laude tanto en su etapa en Íllora hasta acabar bachillerato como en su paso por la Universidad de Málaga, donde en tan solo 4 años consiguió acabar una licenciatura, Económicas, que era de 5 años y con el mejor expediente. Eso le abrió las puertas a becas, a poder dedicarse a esto de estudiar y enseñar la economía.
Se fue a Madrid para hacer un Master sobre Economía y Finanzas en  y desde aquí su carrera ha sido, como él, brillante. Para finalizar su formación realiza la Tesis en la Universidad Complutense de Madrid sobre empleo. Todo ello salpicado de diversas salidas al extranjero para acabar su formación, a París, Ámsterdam o Nueva York.
A partir de aquí empieza a trabajar como profesor y como investigador al mismo tiempo. Primero en Madrid, en la Universidad Complutense para después desplazarse hasta Barcelona y hacerlo en la Universidad Pompeu Fabra.
En el año 2001 vuelve a Andalucía, a Sevilla, para ocupar la plaza que actualmente tiene como profesor de la Universidad Pablo de Olavide donde también sigue su labor como investigador. Tarea que le ocupa en la actualidad de forma casi exclusiva.
Miembro de FEDEA, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada donde realiza una importante labor y donde se  en la publicación de estudios y de artículos de opinión en los periódicos más importantes del país y la aparición, incluso, en programas de televisión.
Son múltiples las publicaciones de Nacho, las investigaciones realizadas y la participación en seminarios y conferencias, casi todas, relacionadas con el mercado laboral, su problemática y las posibles soluciones.
Actualmente además es Director de la Cátedra BBVA de Análisis Económico.

¿Cómo es posible un ilurquense con este curriculum? ¿Verdad que no es una utopía?
No, no es una utopía; este curriculum se consigue con esfuerzo y con tesón que ha sido lo que me han enseñado mis padres desde que tengo uso de razón. Los dos han trabajado toda su vida, y uno de los mejores valores que nos han transmitido a mi hermano y a mí ha sido esforzarnos; nunca nos celebraban el haber sacado buenas notas en el colegio porque básicamente nos decían que esa era nuestra obligación. Siempre he tenido esa regla de que esforzarme cada día más era mi obligación y con un poco de suerte y la ayuda de Dios he llegado donde he llegado.

Andalucía esta llenísima de infinitos tópicos, pero casi ninguno habla de nuestra capacidad de trabajo.
En Andalucía nos gusta más fijarnos en otro tipo de valores, lo cual no quiere decir que la capacidad de trabajo de los andaluces no sea algo a resaltar; a la vista está que, por ejemplo, en Cataluña uno de los grupos de trabajadores más demandados en los últimos años han sido la gente de esta tierra, porque tenían capacidad de iniciativa y tenían capacidad de esforzarse. Sin embargo, aquí nos hace gracia el que es capaz de llegar arriba sin esforzarse, nos llama la atención el que es capaz de llegar arriba pegando un pelotazo. Ese valor que seguimos transmitiendo a los niños es muy peligroso, sobre todo, ahora.

Después de que has permanecido en dos de las ciudades más importantes de España como son Madrid y Barcelona, ¿hay mucho cambio de forma de trabajar con respecto a Andalucía?
A efectos del trabajo diario, no. Yo trabajaba igual de bien y con los mismos incentivos tanto en una universidad catalana como era la Pompeu Fabra, como en la que estoy ahora mismo, en la Pablo de Olavide de Sevilla; lo único que quizás es distinto es el reconocimiento al que se esfuerza, el reconocimiento al que es capaz de conseguir buenos resultados.
En Cataluña tienen muy claro el reconocimiento y unas reglas objetivas, no subjetivas -eso es muy importante- para valorar al que se esfuerza y darle un entorno adecuado. Aquí muchas veces los premios están repartidos de una manera un poco subjetiva y eso hace que se desanimen los buenos.

¿Por qué entonces ese enorme complejo andaluz de que no sabemos, de que no somos capaces?
Creo que todo esto tiene un origen claro, y es el bajo nivel educativo medio de la población. Si el nivel medio educativo de la población andaluza fuera dos o tres años de media más de lo que es, Andalucía sería otra tierra. Pero piensa que aún hoy, el nivel medio educativo de los andaluces en edad de trabajar es inferior al obligatorio. Si tú haces la media de cuántos años ha estudiado el total de andaluces entre 16 y 64 años, todavía han estudiado bastante menos de los 10 años de la educación obligatoria, mientras que en regiones del norte de España está bastante por encima de 12. Esos 2 o 3 años, tienen un efecto grandísimo, porque la gente tiene menos iniciativa; menos capacidad de identificar que lo están engañando; menos capacidad de crear empresas, de emprender, en definitiva, menos capacidad de crítica. Eso no lo ha cambiado la democracia española, porque, Andalucía era la última en los años 50 y 60 y sigue siendo la última -quizás por detrás de Extremadura-, pero sigue siendo la última en nivel medio de educación, y esa es la clave. Los complejos vienen de la falta de nivel educativo.

En mi programa de radio Parapanda “La Leyenda de los Siglos” en el cual colaboras con la sección Siglo Económico, me comentaste que en Andalucía somos pioneros en algo como la investigación y producción de energías renovables. ¿Eso nos muestra el camino?
Somos pioneros en investigación y producción de energías renovables; en biotecnología; en productos agrarios de alto valor añadido... somos pioneros en bastantes actividades concretas y eso claramente nos muestra el camino. El camino es el de la innovación, el del emprendimiento y el de la apertura al exterior.
Las claves del éxito de una empresa son innovar, estar en punta de lanza siempre, no esperar a que los demás lo hagan por ti, sino innovar tú, en tus procesos de producción, en lo que vendes, en cómo lo vendes, en qué valor añadido le estás dando a tu cliente y abrirte al exterior. Ir a ferias internacionales, conocer qué se está haciendo por ahí, tener clientes internacionales, muy distintos a los de aquí, para ver qué tendencias hay en el mundo. Ese es el camino: innovación e internacionalización.

José Ignacio García Pérez

Y esto, ¿a quién corresponde, mitad sociedad civil, mitad poderes públicos?
Esto corresponde a las personas. Los poderes públicos pueden despejar el camino de incertidumbres, lo mejor que pueden hacer es fijar unas reglas claras, sencillas y, sobre todo, que se cumplan, y ya está, no tienen que hacer nada más. En cuanto que haya reglas claras, sencillas, estables -no podemos estar cambiando de reglas cada cuarto de hora- y que se cumplan de verdad, que el que la haga la pague desde el principio, la iniciativa privada tiene que salir sola. Ysto, por tanto, es una iniciativa de la sociedad. Deben ser las personas las que creen los proyectos -como en todas las partes del mundo está pasando-, no podemos esperar que esto lo haga el sector público; el sector público está para proveer bienes que no hace el sector privado, y es muy necesario que el sector público ofrezca sanidad, educación, seguridad y defensa, pero el resto de actividades son privadas y deben seguir siendo privadas.

Andalucía es una sociedad eminentemente rural pero en las últimas décadas se ha convertido en una sociedad urbana donde lo rural ha quedado anclado, ¿es quizás éste el principal lastre para Andalucía, o si por el contrario supiéramos canalizar todas las posibilidades de estas zonas sería esto un motor impulsor de una nueva Andalucía?
No tiene por qué ser un lastre, el lastre no es que haya zonas rurales muy grandes y muy habitadas, el lastre es, como he dicho antes, el nivel educativo medio de las personas que viven en esas zonas. Lo que no puede ser es que el nivel educativo de los jóvenes de Íllora hoy, sea menor que el nivel educativo medio de los jóvenes que estudiábamos en los años ochenta. Ese es el lastre para Íllora como zona rural, que sus jóvenes van a tener menos capacidad de innovar, menos capacidad de hacerse profesionales solventes que los que nos criamos hace 20 años. Por tanto, la obsesión en las zonas rurales debe ser aumentar el nivel educativo de su gente; si la gente tiene un nivel educativo alto, habrá iniciativa para desarrollar proyectos en estas zonas porque hay muchas posibilidades, pero para eso hay que captarlas y hay que entenderlas y ¿quién las va a entender?, el que tenga la capacidad de identificarlas, y para eso se necesita un nivel educativo mayor que el que tenemos.

En un programa de radio se hablaba de que los jóvenes norteamericanos, en un 85 por ciento, se preparaban con el objetivo de fundar su empresa; en España eso no llegaba al 8 o 9 por ciento, y en Andalucía imagino que eso estará incluso por debajo de la media nacional...
Seguramente estará por debajo, pero es porque la cultura que tenemos instalada en nuestra sociedad es la cultura del esfuerzo medio ¿y dónde se esfuerza uno en media?, pues en un puesto de funcionario, un puesto público, un puesto tranquilo, de por vida; eso está muy bien -yo soy funcionario- para ciertos puestos de trabajo pero no podemos aspirar a que todo el mundo haga eso.
En sociedades como la americana hay mucha gente que funda una empresa, que se arriesga, que invierte, que pierde dinero, que vuelve a ganarlo... pero, claro, para que eso funcione, los incentivos tienen que ser correctos. Si aquí le dices a cualquiera que tiene éxito que le vas a poner unos impuestos del 55 por ciento de lo que gana, pues obviamente nadie tiene interés en tener éxito, porque sabe que más de la mitad de lo que gane se lo va a llevar Hacienda para otras cosas. Con lo cual los incentivos fiscales que tienes que diseñar no son los que estamos diseñando aquí en España ahora mismo, ni los que diseñó el gobierno anterior, ni los que está diseñando el actual.

Los universitarios andaluces, ¿están verdaderamente preparados para ser emprendedores; porque con el título no basta, no?
No estamos preparados porque no se nos transmite esa mentalidad desde niños. En la sociedad andaluza hay esa sensación de que lo mejor que te puede pasar en la vida es trabajar para el ayuntamiento, ser funcionario y tener un puesto fijo de por vida. Nuestro mensaje principal es que tienes que llegar al punto medio, y si tú transmites a la gente que el objetivo es llegar al punto medio, la mayoría no va a llegar. Si tú transmites el mensaje de que el objetivo es llegar a la cúspide, la gente se quedará por encima de la media, pero si tu objetivo es estar en la media, nunca vas a conseguir estar en la media; para estar en la media tienes que aspirar a estar más arriba, porque siempre habrá gente que fracase y que tire de esa media  para abajo. Esa obsesión que tenemos aquí en no destacar, es la que nos hace no tener emprendimiento y no tener las tasas de éxito que tienen en otras regiones.

 

En Andalucía somos pioneros en investigación y producción de energías renovables; en biotecnología; en productos agrarios de alto valor añadido... somos pioneros en bastantes actividades concretas y eso claramente nos muestra el camino. El camino es el de la innovación, el del emprendimiento y el de la apertura al exterior.


Has tenido la oportunidad de estar en universidades de muchos países, ¿qué crees que debe hacer la universidad andaluza para poder competir con el resto de universidades?
Lo primero que tenemos que entender como sociedad es que a la universidad no puede llegar todo el mundo, y esto no es porque la universidad tenga que ser solo para una élite, sino porque el conocimiento universitario es un conocimiento que es necesario solamente para algunas tareas en la economía, no para todas. No se necesita ser licenciado en derecho para atender una ventanilla en un banco; no se necesita ser economista para llevar las cuentas de una empresa. Por tanto, esa obsesión de que la universidad tiene que estar abierta a todo el mundo solo sirve para generar frustración, porque cuando salen de la universidad, no todos pueden trabajar en lo que aspiraban, o en lo que se supone que pueden trabajar cuando tienen un título universitario. Por tanto, la universidad tiene que llegar a aquellos que tengan las capacidades más claramente enfocadas al trabajo analítico, y eso quiere decir una minoría mucho más pequeña de lo que ahora mismo está entrando en la universidad. Eso no es discriminación, es simplemente hacer que cada uno se dirija al puesto donde seguramente pueda ser más útil y más feliz.

En ese sentido, sería necesaria una Formación Profesional potente, destinada a esos jóvenes que acaban en una carrera universitaria, porque no se les ha ofrecido una salida correcta...
Claro, ésa es la clave. Si tú tienes una Formación Profesional potente donde formar verdaderos gestores de empresas que no necesitan saber de microeconomía y macroeconomía para llevar una empresa de 15 o 20 trabajadores, a ese ciclo superior de gestión empresarial podría acceder mucha de esa gente que ahora mismo está accediendo a las facultades de empresariales y que finalmente sacan unas notas del montón y terminan frustradas trabajando a veces de comercial en una inmobiliaria.
La universidad debe dirigirse a un porcentaje de población menor, a las personas que destaquen en conocimientos analíticos; alguien que no sea buenísimo de partida en matemáticas no debería hacer una carrera en la que va a tener que estar trabajando todo el día con números, como una carrera de economía o empresariales. Yo estoy dando clases de economía a gente que no sabe calcular un porcentaje porque no ha visto apenas matemáticas en su Bachillerato, porque es de letras. Eso no puede ser, eso es una fábrica de  de frustración. En las notas últimas he suspendido al 40 por ciento de mis alumnos -y no soy de los peores profesores en términos de ratio de aprobados-, a mí me frustra como profesor el tener que suspender al 40 por ciento de mis alumnos.

Para el resto de población que quiere acceder a una educación superior, ¿qué le podemos proponer?
Una Formación Profesional mucho mejor diseñada, con mucho más prestigio social y mucho más ligada a las empresas. La Formación Profesional que está triunfando en el mundo es la Formación Profesional dual, la que se hace en Alemania, Austria o Suiza En ella, los alumnos pasan más tiempo,  en la empresa  en el aula; todo al contrario de lo que hacemos aquí, que solamente para cubrir el expediente mandamos a los niños al final del ciclo dos o tres meses a una empresa a hacer fotocopias o a mover paquetes de un sitio para otro. En Alemania y Austria, los niños se pasan cuatro o cinco meses cada año de su grado en la empresa, trabajando con las máquinas, con los proyectos, y con las técnicas que van a utilizar luego cuando estén en la calle. De hecho, cuando terminan, muchos se quedan trabajando en la misma empresa donde empezaron a hacer sus prácticas.

Por el hecho de ser andaluz, de ser de una zona rural, de llegar donde has llegado con tu esfuerzo y con tu trabajo, ¿has escuchado alguna vez algún comentario peyorativo por esa condición? ¿te has sentido alguna vez en ese punto de mira, o fuera de Andalucía tienen un concepto diferente al que nosotros podemos tener de nosotros mismos?
Nunca he escuchado un comentario peyorativo fuera de Andalucía respecto a mi origen, nunca. Ni cuando daba clase en la Pompeu Fabra -que daba la clase en castellano sin que nadie me protestara, como me consta que siguen haciendo algunos compañeros míos que siguen allí y sin ningún tipo de problema-; ni en Estados Unidos, ni en Francia, ni en Alemania, ni en Inglaterra, nunca. Todo el mundo me ha dicho “¡qué suerte tienes de vivir en Andalucía, es una tierra maravillosa!”; las condiciones físicas que tenemos aquí son envidiadas por todo el mundo, a cualquiera le gustaría estar haciendo economía por ejemplo en un entorno como Sevilla, donde hace sol 250 de los 365 días del año.

Para ir finalizando Nacho, si tuvieras cinco minutos en el que toda Andalucía te estuviera escuchando a la vez, ¿cuál sería tu mensaje?
El mensaje es el que te he dado varias veces a lo largo de la entrevista: obsesionarnos al doscientos por cien con el nivel educativo de nuestros hijos. Ya el nivel educativo de las personas que tienen más de 30 años es difícilmente recuperable -eso va a ser una rémora para Andalucía en los próximos treinta años-, pero los que tienen menos de treinta años y que son recuperables para el sistema educativo -tanta gente lista como hay entre nuestros jóvenes y que ahora mismo están desperdiciando su tiempo en no se sabe qué-, esa gente debería tener mejores incentivos para volver y para quedarse en el sistema educativo, no para cubrir el expediente, sino para aprender a hacer cosas. Nuestra obsesión debe ser especializarnos en algo que me dé bien de comer, exactamente igual que se ha hecho a lo largo de toda la historia. Yo, para triunfar en la vida necesito saber algo que el de enfrente no sepa, y saber hacerlo bien, muy bien.
Todos los poderes públicos deberían poner el énfasis en incentivar a los que pueden llegar arriba y que lleguen más arriba todavía. Y respecto a los que no pueden llegar tan alto, también necesitan mayor atención y mejores incentivos. La igualdad de oportunidades es darle a cada uno lo que necesita  para progresar.

Gracias Nacho y que la semilla que gente como tú va plantando, al final consiga germinar en una mejor Andalucía.

Que nuestra habilidad sea crear leyendas a partir de la disposición de las estrellas,
pero que nuestra gloria sea olvidar las leyendas y contemplar la noche limpiamente.

Leonard Cohen