Idilios de Juan Ramón Jiménez
Idilios.
Juan Ramón Jiménez
Editorial La Isla de Siltolá
Se publica un poemario de Juan Ramón Jiménez fechado en 1912 que contiene 38 inéditos de los 98 poemas que lo componen.
Rocío Fernández Berrocal, estudiosa del poeta de Moguer, ha recopilado los manuscritos que se hallaban dispersos entre España y Puerto Rico.
El prólogo del libro corre a cargo del poeta Antonio Colinas.
En "Idilios", encontramos al poeta enamorado no solo de Zenobia, sino también de sus anteriores relaciones a las que dedica los primeros poemas del libro.
Ex-amor.
¡Eres bien mía; toda,
y tantas veces mía,
y de tantas maneras!
Mas pienso - ¡qué nostajia!-
aunque pudiste serlo solamente!
ZENOBIA por Francisco Jiménez Baena.
Había nacido en un pueblo de la provincia de Barcelona -Malgrat del Mar- en el año 1887. Hija única de una familia culta y bien situada económicamente. Su padre, catalán; su madre, portorriqueña. Se llamaba Zenobia Camprubrí Aymar . Voy a intentar acercar un poco su figura para que, a partir de ahora, sea Zenobia -grande por sí misma – y no “la mujer de”.
A los 9 años viaja a los Estados Unidos con su madre y allí comienza sus estudios. En la Universidad de Columbia entra en contacto con movimientos feministas americanos, lee a los clásicos españoles e ingleses, hace cursos de literatura, se interesa por la obra del escritor bengalí Rabindranath Tagore que traducirá al inglés primero y después, con la colaboración de su marido, al español. Si no conocéis la obra de Tagore (se le concedió el Premio Nobel de Literatura en 1913), os recomiendo comenzar con Pájaros perdidos y después ya lo que queráis.
Vuelve a España en 1909 y desde el año siguiente vive en Madrid. En 1913 conoce al que será su marido, que acaba de publicar Laberinto, y recibe de él un ejemplar. No le agrada el libro ¿Qué bien puede hacerle a nadie la lectura de un libro tan sensual? Ella es una mujer con un gran sentido práctico. Su influencia transformó la vida y la poesía de su marido en determinados aspectos de su visión del mundo y de su Obra (así, con mayúscula como a él le gustaba ) a la que se dedica en cuerpo y alma. No obstante, él estaba profundamente enamorado de Zenobia, hasta el extremo que nos cuenta Graciela Palau : ”Por quererla cambió el rumbo de su poesía, la depuró, se depuró y llegó al concepto de la poesía desnuda”.
Si ella no hubiera organizado su vida, el poeta habría caído de nuevo víctima de alguna de esas crisis que, en anteriores ocasiones, lo habían llevado a internarse en una “maison de santé”.
En 1916, Juan Ramón viaja a Nueva York para casarse con ella. A partir de ese momento, Zenobia, que había sido una mujer independiente, que había publicado multitud de artículos y relatos en diferentes medios norteamericanos, que había sido una gran difusora de la cultura en español, profesora en diferentes universidades como Maryland, renuncia a todo lo que no sea llevar adelante actividades socialmente comprometidas (funda la asociación sin ánimo de lucro “la enfermera a domicilio”, es miembro destacado del Lyceum Club Femenino junto a Victoria Kent, etc.) y ser el principal apoyo de su marido. Fue su administradora, su secretaria, su enfermera, su relaciones públicas... Si ella no hubiera organizado su vida, el poeta habría caído de nuevo víctima de alguna de esas crisis que, en anteriores ocasiones, lo habían llevado a internarse en una “maison de santé”. Afirmar que la poesía de Juan Ramón no sería la que es sin Zenobia me parece una completa perogrullada. Ella permaneció siempre a su lado en la creación literaria y formando parte de esa misma creación como musa inspiradora, ocupándose, además, de la parte práctica de la casa, de que los artículos de su marido estuvieran a tiempo en las revistas con las que colaboraba...:”el pusilánime, hipocondríaco, depresivo y neurasténico poeta se habría hundido en un pozo sin fondo (…), pero el día en que juntó su destino con el mío, cambió ese fin. Después de todo, yo soy en parte dueña de mi propia vida, y Juan Ramón no puede vivir la suya aparte de la mía. Y yo no acabo de ver ningún ideal que valga el arrojar una vida, pese a todo lo que se proclama. En esta empresa nuestra, yo siempre he sido Sancho”.
No voy a insistir más en lo que dejó por amor. Solo quisiera añadir que al estallar la guerra civil, el matrimonio sale de España y viaja por Cuba, Estados Unidos, Argentina y Puerto Rico. En 1951 se somete a una operación en Boston para extirpar un cáncer y en 1954 se instalan definitivamente en Puerto Rico -porque a Juan Ramón no le gusta la vida en Estados Unidos- dejando atrás una vida social interesante y las posibilidades de ser tratada contra el cáncer en caso de reproducirse la enfermedad, cosa que ocurre.
El domingo 28 de octubre de 1956 muere Zenobia. Ese mismo día el Ayuntamiento de Moguer se reúne y decide nombrarla hija adoptiva y darle su nombre a una calle de la localidad. A la mañana siguiente, el alcalde de Moguer manda un telegrama de condolencia a Juan Ramón y, por la tarde, el Ayuntamiento en pleno acuerda suspender todos los festejos que se habían organizado para celebrar la concesión del Premio Nobel de Literatura apenas tres días antes (el 26 de octubre de 1956) a su hijo más ilustre: Juan Ramón Jiménez.