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Marga... Amarga. Persa. Fuerte. Viril

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Marga
96 páginas + 32 láminas
Edición de Juan Ramón Jiménez
Fundación Lara


Ve la luz por primera vez el diario completo de Marga Gil Roësset,  junto a otros textos y documentos escritos o reunidos por Juan Ramón Jiménez
El diario, más los poemas, prosas o apuntes que Juan Ramón Jiménez y su mujer, Zenobia Camprubí, dedicaron a la artista catalana, se reúnen en un volumen prologado por Carmen Hernández-Pinzón, representante de los herederos del poeta, así como una semblanza de la artista a cargo de su sobrina la escritora Marga Clark.
"Si pensaste al morir que ibas a ser bien recordada, no te equivocaste, Marga. Acaso te recordaremos pocos, pero nuestro recuerdo te será fiel y firme. No te olvidaremos, no te olvidaré nunca. Que hayas encontrado bajo la tierra el descanso y el sueño, el gusto que no encontraste sobre la tierra. Descansa en paz, en la paz que no supimos darte, Marga bien querida", con estas palabras se despedía Juan Ramón Jiménez de Marga Gil Roësset,
La pasión no correspondida que sentía Marga por el poeta de Moguer marcó de una manera trágica el devenir de sus días. Juan Ramón tenía  50 años cuando conoció a Marga. La joven y su hermana admiraban la obra de Zenobia Camprubí, y a través de una amiga común entablaron amistad con el matrimonio.
Así definió Juan Ramón su primer encuentro: “Aquella tarde Marga era, y era morena pálida, de verdoso alabastro, con ojos hermosos grises, y pelo liso castaño. Sentada tenía una actitud de enerjía, brazos musculosos, morenos, heridos siempre de su oficio duro. Y al mismo tiempo ¡tan frágil! Llevaba el alma fuera, el cuerpo dentro. Le dije al momento: ‘Amarga. Persa. Fuerte. Viril’”.
Marga quedó al instante prendada por la personalidad de Juan Ramón, quien no podía imaginar la pasión que despertó en aquella muchacha y que la llevó a suicidarse con apenas 24 años de edad.
El 28 de julio de 1932, muy de mañana, Marga dejó un sobre en el domicilio madrileño de Zenobia y Juan Ramón en la calle Padilla, regresó a su domicilio de Las Rozas, cogió la pistola de su abuelo y se pegó un tiro en la sien derecha. Juan Ramón tardó más de un día en acaparar el suficiente valor para descubrir el contenido del sobre. Escrito a lápiz, contenía en 68 páginas el relato tormentoso de su pasión. Guardó el manuscrito en una carpeta junto con fotografías y recortes, “lo de Marga” escribió en el frontal.
La muerte de Marga supuso un durísimo golpe para el matrimonio, si bien, Zenobia no supo de inmediato el motivo que llevó a Marga al suicidio. Fue algún tiempo más tarde cuando Juan Ramón le relató los motivos al entregarle el diario:  "Este manuscrito me lo dejó la pobre Marga la mañana del día que se mató. Como yo estaba esa mañana abstraído en mi trabajo y creí que lo que me dejaba Marga era algún poema para que yo se lo repasara, no lo miré ese día. Además, ella me dijo: 'No lo leas ahora'. No te lo he dado porque creo que es mejor no dártelo. Tampoco puedo romperlo; sentiría como si rompiera a Marga muerta. Puedes leerlo. Pero no varíes de sentimiento por Marga, ni pienses mal de ella".

"Y es que... Ya no quiero vivir sin ti ... no... ya no puedo vivir sin ti... tú, como sí puedes vivir sin mí... debes vivir sin mí (...) Mi amor es infinito!... La muerte es... infinita... el mar es infinito... la soledad infinita..." Marga Gil  Roësset.

Que nuestra habilidad sea crear leyendas a partir de la disposición de las estrellas,
pero que nuestra gloria sea olvidar las leyendas y contemplar la noche limpiamente.

Leonard Cohen