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Fondo mediterráneo 5. Pintura de Vicente Vela

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Fondo mediterráneo 5. Vicente Vela

 

Vicente Vela (Algeciras. 1931), pintor, escenógrafo, diseñador y ceramista, está considerado como una de las primeras figuras de la pintura española de los años 70 y 80. Ha expuesto, entre otras, en la XXIX Bienal de Venecia (1958); International de Tokio; Veinte años de pintura española en Lisboa; V Bienal de Sao Paulo (1958) o Trece pintores españoles actuales en París.
En 1970, recibe el primer premio de dibujo en la Exposición Nacional de Bellas Artes.
Como escenógrafo ha participado en obras de Buero Vallejo, Antonio Gala y Miguel Sierra.
En los años cincuenta realizó el logotipo de la casa de modas de Enrique Loewe. En el taller que impartió en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander en 2008, se mostró crítico ante la falta de señas de identidad en el diseño actual, reivindicando la necesidad de llevar el diseño a un plano de modernidad en el que continúen sus raíces.
El poeta Francisco Brines define así su pintura: “Al ver los cuadros de Vicente Vela se me hace de nuevo presente que los sentimientos negativos e intensos – la deshumanización, la violencia, el dolor – necesitan ser instalados en la belleza. Es así como en sus imágenes pueden aposentarse, sin mengua de su hostil naturaleza, en la complacencia piadosa del que las contempla”.

“Cuando tenía alrededor de siete años, mi padre me regaló una caja de lápices de colores como compensación por haber pasado el tifus y haberlo sobrevivido. Con aquella maravillosa caja, empezó mi vida de pintor.
Pronto aprendí a manejar aquellos lápices y establecer con ellos un diálogo y una experiencia, que en mi caso, se convirtió en la expresión que sustituye a la palabra. A partir de aquel momento, hice tal cantidad de dibujos, que aquellos elementos terminaron en trozos tan pequeños, que fue imposible seguir dibujando con ellos.
Creo que fue un pasaje importante de mi vida y siempre lo recuerdo como una bella experiencia, como algo que me dejó una huella profunda y tal vez el primer estímulo para comenzar una difícil carrera de artista.
Después, con el tiempo, ya pude comprar otros lápices, otros colores y seguir aprendiendo a dibujar, a pintar y a vivir – no es fácil – sobre todo si se hace el trabajo con honradez y se pone en ello todo el corazón; porque a lo largo de la vida, se aprenden tantas cosas, que además de vivir, hace falta reflexionar, variar los esquemas continuamente y estar atento, no sólo a lo que sucede fuera, sino en lo que está pasando dentro de uno mismo.
Han pasado muchos años desde aquella caja de lápices que me regaló mi padre y a través de todo este largo tiempo, la pintura ha seguido siendo el centro de mi interés y de mi existencia – una forma de realizarme – porque al final, cada cuadro termina siendo una nueva aventura, una batalla, un desarrollo de energías de las que yo me beneficio, - pasa lo mismo que con el alquimista – que a través de la transmutación de los elementos, se transforma uno a sí mismo.
Es por eso, que quien tiene la fuerza y la humildad de quedarse un poco apartado del desconcierto y los intereses que actualmente dominan el mundo artístico, puede concentrarse en su creatividad y enriquecer el espíritu… porque al final, se llega a la conclusión de que fuera de esto, nada es importante, nada cambia nada, ni siquiera la muerte”.

Vicente Vela



 

Fondo mediterráneo 5. Cortesía de Vicente Vela

Que nuestra habilidad sea crear leyendas a partir de la disposición de las estrellas,
pero que nuestra gloria sea olvidar las leyendas y contemplar la noche limpiamente.

Leonard Cohen