LUIS ANTONIO
DE VILLENA
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ENTREVISTA
ión del pintor Antonio López en "El sol del mem-
brillo" ¿Qué
D
esde que publicase con 19 años su
poemario “Sublime Solarium”, el
protagonista de esta entrevista se ha
convertido en una de la figuras esen-
ciales de la cultura en España.
Autor de una extensa obra literaria: narrativa,
ensayo, traduccción...pocos géneros le quedan por
explorar a este poeta (como a él le gusta definirse).
Licenciado en Filología Románica, desde noviembre
de 2004 es Doctor Honoris Causa por la Universidad
de Lille (Francia).
Premio Nacional de la Crítica en 1981, el
Azorín de novela en 1995, Premio Internacional de
poesía Generación del 27 de 2004 o el II Premio
Internacional de Poesía “Viaje del Parnaso”,
son algunos de los galardones que Luis Anto-
nio de Villena (Madrid. 1951) ha recibido en
reconocimiento a su prolífica obra.
Conviene destacar su importante labor de
divulgación cultural: colaboraciones en “El ojo
crítico” de RNE, artículos de opinión y críticas
literarias en el diario El Mundo o El Norte de
Castilla, y apariciones en televisión.
Se acaba de publicar “Lúcidos bordes de abismo.
Memoria personal de los Panero” (Fundación José
Manuel Lara), un relato sobre las experiencias que el
autor vivió con los integrantes de la saga maldita por
excelencia de las letras españolas.
En la infancia suelen germinar los miedos e inse-
guridades que nos acompañan a lo largo de nues-
tra vida. ¿Qué influencia tuvo esa etapa en los
hermanos Panero?
En la infancia no los conocimos nadie. Los hemos
conocido, como mucho, en la adolescencia. Yo conocí
a Michi a los veinte años.
No sé cómo sería la infancia, imagino que era como
todas las infancias de la época franquista. Por una lado
cuidada porque vivían en una familia de la alta bur-
guesía, y al mismo tiempo una infancia muy dura, en
el sentido de que era un país muy reprimido donde la
Iglesia Católica tenía un poder espantoso.
Entre el franquismo y la Iglesia Católica, cualquiera
que no fuera un reprimido nato tenía que vivir una
infancia como la que pude vivir yo mismo, muy cui-
dada y protegida por tus papás porque vivías en un
nivel alto, y reprimida porque vivías en un mundo
muy reprimido.