Hay determinadas decisiones que, si bien no consiguen reparar la denosta-
da imagen -ganada a pulso, por cierto- de la clase política, sí merecen ser
destacadas y aplaudidas.
En 2012, la Diputación de Jaén, tras la renuncia del Ayuntamiento de
Elche, que tenía depositados los fondos en un banco desde hacía veinte
años, adquirió por 3 millones de Euros el legado del poeta alicantino Miguel
Hernández (Orihuela, 1910-Alicante, 1942). En el museo que acaba de
ser inaugurado -anexo al del pintor Rafael Zabaleta- en Quesada (Jaen),
pueblo natal de Josefina Manresa, mujer del poeta, se han catologado
los alrededor de 5.600 registros que componen dicho legado.
La catalogación de los fondos documentales ha sido realizada por el
Instituto de Estudios Giennenses (IEG); gracias al detallado estudio de
los mismos, se han descubierto 300 cartas inéditas enviadas por el poeta
Vicente Aleixandre -amigo y consejero literario- tanto al poeta como a
Josefina Manresa tras la muerte de su marido También se encuentra en los
fondos documentales la comunicación epistolar que el poeta mantuvo con
Juan Ramón Jiménez, Pablo Neruda, Federico García Lorca o Ramón Sijé.
Entre los objetos personales destaca la maleta con la que llegó a Madrid o
la máquina de escribir Underwood en la que escribió gran parte de su obra
poética y sus artículos en el Altavoz del Frente Sur (el órgano encargado de
la propaganda en la zona republicana durante la Guerra Civil).
El museo se divide en cuatro salas correspondientes a diferentes etapas del
poeta: Perito en Lunas (entre 1910-1934); El Rayo que no cesa (1935-1936);
Viento del pueblo (1936-1939); Romancero y cancionero de ausencias (1936-
1939). Además, se ha habilitado un espacio, “El legado del poeta” (de 1943
hasta la actualidad), donde se explica la importancia que la obra de Miguel
Hernández tiene en todo el mundo.
Francisco Escudero, gestor del Legado Hernandiano y responsable de los
contenidos del museo, señala que se ha querido construir más que un museo
al uso, un espacio para la emotividad.