que parece
Retroactivo II, 1963. Óleo, serigrafía y tinta sobre lienzo. 203,2x152,4 cm
Andy Warhol
hol modela artificialmente su identidad pública,
y oculta su yo privado a través de toda una serie
de metáforas de su no-identidad: Warhol estrella,
Warhol voyeur, Warhol espejo, Warhol máquina,
y un largo etcétera. Del mismo modo, Edie, una
joven millonaria convertida en manos de Warhol
en factory girl, cuyo desenfreno acabó pagan-
do con su vida, personifica otro mito moderno.
(…) A lo largo de la historia, el ser humano
ha fabricado continuamente mitos. Las sucesivas
mitologías han ido construyendo explicaciones
para cada entorno existencial de la humanidad.
También la propuesta radical del pop se basó
en gran medida en la construcción del mito.
Además, si consideramos que su novedosa fór-
mula para analizar el universo secularizado de la
contemporaneidad a través de nuevos modos de
representación sigue aún vigente en el arte de nues-
tros días, podríamos afirmar que el pop, la tendencia
artística que más se preocupó por los mitos moder-
nos, terminóconvirtiéndoseenunmitoensímismo.
(…) Los mitos de la vida diaria que tanto intere-
saron al pop, presentes en la cultura de consumo y
en los medios estables de comunicación de masas,
también poseían una doble cara: por un lado, un
optimismo constructivo derivado de la nueva fe en
el progreso, y por otro, un síndrome de decaden-
cia y temor al desastre. Esta dualidad se refleja asi-
mismo en los comportamientos contrapuestos que
caracterizaron los años posteriores a la Segunda
Guerra Mundial: el sentimiento de conformidad
y el espíritu de reivindicación. Primero en Esta-
dos Unidos y poco después en el resto del mundo
occidental, da comienzo un periodo de prosperidad
económica sin precedentes. Las nuevas técnicas de
producción moderna, con su correspondiente re-
ducciónde costes, permitieronque las clasesmedias
se rodearan de todo tipo de comodidades, mientras
que simultáneamente ganaban terreno las reivindi-
caciones políticas y el sentimiento de insatisfacción
y frustración frente al cinismo de la época.
El asalto del pop a todo aquello que daba vida a
la modernidad, su adscripción decidida a la nueva
cultura de la tecnología y el consumo, echaba por
tierra los anhelos heroicos y subjetivos del ante-
rior expresionismo abstracto y devolvía al arte
el mundo real. Los artistas pop recuperaron el
realismo de las imágenes, pero no sin grandes do-
sis de ironía, algo de nostalgia y, en ocasiones, un
cierto disgusto existencial. (…) La reacción inicial
ante la aparición de la nueva estética fue, salvo ex-
cepciones, de sorpresa y de una cierta incredulidad.
(…) En primer lugar, retomando la senda inicia-
da por el dadá, el pop transformó la relación del ar-