19
de lo diferente que es Andalucía del resto del país,
la cercanía con la cultura de Marruecos y también
con la cultura latinoamericana. La comunidad
hispana tanto en Nueva York como en el resto de
Estados Unidos es inmensa, y aunque parezca una
tontería, tener un acento andaluz te hace sentir
más integrada. Es importante la población pu-
ertorriqueña en la ciudad neoyorquina (los nuy-
orricans), y éstos me observan con cara de curi-
osidad, casi les puedo leer la mente “ este acento
no lo conocía yo de España”, pero les resulta más
cercano, más de ellos., “soy del Sur” les comento, y
entonces te sonríen con complicidad.
Vivir lejos de Granada me ha hecho buscar en
mis raíces más profundas. Cuando una se va a
una gran ciudad, tiene que extenderlas en la tierra
de ese lugar para sobrevivir emocionalmente. El
exotismo, la historia y el misterio de Andalucía
que me llega desde la distancia, se encuentra en
muy pocos lugares del mundo. Pero es triste que
la aprecien más desde fuera que dentro. Estan-
do en una ciudad como Nueva York, donde se
valora la creatividad, las nuevas ideas, personales y
diferentes, yo me giro y miro hacia mi tierra natal
con cierta melancolía; orgullo por un lado y una
pizca de tristeza. En Andalucía veo un pueblo con
una riqueza excepcional, unas mentes brillantes y
claras, artistas que son soñadores y quieren cam-
biar el mundo, creen en la poesía y belleza de las
cosas pequeñas, apuntando lejos en el cielo. En
cierto modo los siglos de historia se nos quedan
impregnados en el ADN, algo que se ve en los ojos
de los andaluces, con toda la sabiduría y las etnias
que corren por nuestra sangre. Pero una historia
más reciente también está aferrada a nosotros,
épocas en las que se acabó con la cultura y con el li-
bre pensar, quemando libros y asesinando intelec-
tuales; y ésto también forma parte de nuestro día
a día. Esta doble cara de nuestro ADN, como esa
doble hélice, hace que al igual que los sueños e ide-
as se crean, se autodestruyan. Hagamos la prueba,
amigo y amiga andaluz, imagina un sueño de vida
que siempre has querido realizar y para el que sabes
que serías perfecto, ahora decide llevarlo a cabo, y
las alarmas de tu mente saltan y te lo boicotean.
Somos nosotros mismos los que no los apoyamos,
no confiamos, quizás acostumbrados a no tener
apoyo por parte de las instituciones, el constante
cortar de las alas, la incredulidad. En Andalucía
trabajar como artista, en cualquier rama, no es
considerado una profesión seria, nadie lo quiere
para su hijo, soñar no da de comer.
Dicen que el ADN es modificable y se puede
cambiar con palabras, acciones y esfuerzo. En el
territorio español se bromea (e incluso - asombro-
samente -se dice en serio) que los andaluces somos
unos vagos e incultos, que el único trabajo para el
que servimos es el campo. Las palabras y creen-
cias negativas han abierto una herida profunda, y
como a un niño que de pequeño lo insultan y al fi-
nal se acaba convirtiendo por interiorizarlo, así al-
gunos andaluces se sienten inferiores. Anda-
lucía siempre ha sido un pueblo ligado a la tierra,
y ha sido esa conexión con la naturaleza la que ha
despertado las mentes más creativas en la historia
de la humanidad, algo que los grandes intelec-
tuales siempre han sabido y defendido, pero que
la nueva sociedad hipócrita trata de infravalorar.
Sólo tenemos que creer y soñar, aprender a pelear
en este mundo capitalista pero sin perder nuestros
pies enraizados, sobre todo aprender el lenguaje
de esta nueva era para no ser aplastados, sino todo
lo contrario, puestos en el pedestal que merece-
mos. Hay algo que no nos enseñan en las escue-
las, y es que hay que trabajar duro por aquello que
queremos conseguir, aunque parezca una locura,
y no rendirnos al primer obstáculo. Debemos
apostar por los proyectos propios y cuidar, como
oro, nuestro arte, nuestra herencia, y enseñar a las
instituciones a hacerlo. Trabajemos unidos, y que
queden a un lado inseguridades y competencia.
Es nuestro deber y responsabilidad proteger las
raíces, nadie va a respetarnos si no lo hacemos
nosotros mismos.
Para mí Andalucía y Nueva York son distintas,
pero se complementan. Son dos polos opuestos,
y cada una puede aprender un poquito de la otra
para mejorar. Así lo hago yo, cojo lo mejor de
cada tierra y hago mi hogar con toda esa mezcla.
Siempre sabiendo de donde vengo, lo que soy, mi
acento, mi historia, mi madre.
Lara Bello
Cantante, compositora, escritora y fundadora de
la asociación "La Misma Tierra Bajo Cada Pie"
www.larabello.com
www.facebook.com/larabellomusic
www.twitter.com/larabellomusica
Estando en una ciudad como Nueva York,
donde se valora la creatividad, las nuevas ideas,
personales y diferentes, yo me giro y miro hacia
mi tierra natal con cierta melancolía; orgullo por
un lado y una pizca de tristeza.