Página 71 - Revista la Laguna - 3-Andalucia

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LA NATURALEZA
EN ANDALUCÍA
RAFAEL MORALES BAQUERO
Una de las cosas que sorprende al viajero que
llega a Andalucía es lo pronto que cambia el
paisaje cuando se desplaza por esta región. Anda-
lucía tiene un medio natural muy diverso que con-
trasta con otras zonas del Planeta que, con mucha
mayor extensión, son homogéneas en sus caracte-
rísticas ambientales. La heterogeneidad ambiental
de Andalucía es el resultado de varias circunstan-
cias que convergen y sobre las que merece la pena
reflexionar para valorar la riqueza que ello supone.
Geológicamente, tiene una dilatada historia de
centenares de millones de años de antigüedad
que ha dejado una accidentada morfología. Com-
prende tanto las alturas mas elevadas de la Penín-
sula Ibérica, en Sierra Nevada, como las extensas
llanuras aluviales y tierras bajas de la depresión del
Guadalquivir y, desde un punto de vista litológico,
presenta las tres tipologías presentes en la Penín-
sula Ibérica: caliza, silícea y arcillosa. Su latitud
comprendida, “grosso modo”, entre los 36º N y
38’5 º N determina un clima variable a dos escalas
temporales importantes: ecológica (de decenas a
miles de años) y geológica (de centenares de miles
a millones de años).
A una escala ecológica, la variabilidad del clima
en Andalucía, de tipo mediterráneo, se produce
por estar en una zona de de transición entre las
húmedas tierras mas septentrionales, regadas por
las precipitaciones que alimentan las borrascas
atlánticas, y las áridas zonas mas meridionales,
donde la meteorología está dominada por las al-
tas presiones que restringen la lluvia. Según la pre-
dominancia de una u otra influencia se presentan
fuertes periodos de sequía, pero siempre con un
gradiente de precipitación que decrece hacia el
este. Así, podemos encontrar que en Andalucía se
dan, paradójicamente, la pluviosidad mas elevada
de la Península Ibérica en la sierra de Grazalema y
las zonas más áridas de la Península en el desierto
de Tabernas.
A una escala geológica, las glaciaciones han sido,
probablemente, el cambio global más importante
de épocas recientes, provocando las mayores mi-
graciones de flora y fauna y multitud de procesos
evolutivos. Durante los máximos glaciales las espe-
cies son expulsadas hacia el sur, a zonas como Anda-
lucía, libre de las glaciaciones salvo en las mayores
altitudes de Sierra Nevada, mientras en los inter-
glaciares las especies se expanden hacia el norte, de
modo que especies de origen tropical llegan a colo-
nizar el área coexistiendo con especies relictas de
origen nórdico que permanecen en los ambientes
adecuados. En este sentido, la situación geográfica
de Andalucía en el sur de Europa y cerca de África
es una zona fronteriza clave que se enriquece por la
dispersión de las especies hacia, y desde, ambos con-
tinentes.
Andalucía presenta también un extenso litoral con
más de 1000 km de costa que se reparten entre el
Atlántico y el Mediterráneo, un océano y un mar que
dejan diferente impronta. El primero, con fuertes
mareas y vientos periódicos, configura unas costas
con dunas, marismas y extensas playas mientras el
segundo, con mareas más débiles, moldea playas con
distinto grado de erosión y albuferas. Como conse-
cuencia se puede encontrar una amplia variedad de
ambientes costeros andaluces.
Los factores que hemos señalado hasta ahora son
geofísicos, pero no se puede olvidar la actuación
humana. Andalucía tiene indicios de población por
homínidos desde hace mas de un millón de años y
constancia de la presencia del hombre moderno, con
una variedad notable de cultivos, desde hace miles
de años. La actividad agrícola tradicional en An-
dalucía se ha adaptado a la variedad de ambientes
descritos, enriqueciendo la diversidad natural con
ciertas prácticas como las asociadas al modelo de
Andalucía posee una riqueza natural como
pocas zonas del Planeta, y esto carga a sus
habitantes con la responsabilidad de preservar
y mejorar esta riqueza para que las genera-
ciones futuras puedan disfrutar del mismo
bienestar actual.