Página 34 - Revista la Laguna - 3-Andalucia

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favor del pueblo, cuando tú hablas de esas cosas, ellos
cada vez tienen menos argumentos.
En tiempos de afirmaciones como la de “todos los
políticos son igual de corruptos” y una inminente
reforma que va a dejar con escasas competencias a
los Ayuntamientos. ¿Se hace difícil reivindicar la
municipalidad, la política local?
Cuando llegué a la alcaldía de El Coronil tenía una
cosa muy clara, y es que yo tenía que defender a los
trabajadores. El ayuntamiento no es una cosa neutral,
no es un órgano en abstracto, sino que esa estructura
municipal tiene que favorecer a los trabajadores, a los
ciudadanos.
Hicimos cerca de 500 viviendas -la más cara que
se vendió fue por 15.000 Euros-; vendimos parcelas
urbanizadas de tierra para que la gente se hiciera sus
casas de 120 metros cuadrados- la más cara que se
vendió fue por 5.000 Euros-; las casas de renta que
hicimos pagan de 15 a 40 Euros al mes.
En políticas sociales hicimos una hacienda y una
fiscalidad del pueblo; el 80 por ciento de las viviendas
del pueblo -las de los trabajadores-, ninguna tienen
de valor catastral más de 8 millones de las antiguas
pesetas, a esas viviendas les aplicamos un menor
porcentaje en su contribución que al 20 por ciento
restante.
También hicimos una reforma agraria en miniatu-
ra para nuestros abuelos, y dimos huertos sociales a
toda la gente mayor de 60 años. Se creó una televisión
local, el juez de paz se eligió mediante referéndum,
todas las listas eran públicas, en definitiva, una políti-
ca desde el punto de vista social, justa.
También se habla mal de los sindicatos. El
Portavoz Nacional del SAT, ¿qué piensa de las sub-
venciones con dinero público que reciben algunos
colectivos sindicales?
No estoy en contra de que el Estado subvencione a
estas organizaciones con ayudas que tengan finalidad
finalista, es decir, si recibes un dinero para hacer un
curso de formación, ese curso se tiene que realizar y
demostrar que el dinero se ha gastado íntegramente
en esa actividad. Lo que no estoy de acuerdo es que
habido ningún altercado, ni agresividad, simplemente
hubo un desalojo pacífico.
El sistema piensa que así van a parar a los pueblos,
igual también lo pensaba la dictadura de Franco y, sin
embargo, las manifestaciones iban a más, la rebeldía
de la gente iba a más. Cuando se reprime a un pueblo
y no estás legitimado para reprimir, el pueblo se te
vuelve en contra.
Cuando ocupamos una finca no necesitamos
que nos manden a la policía, necesitamos peritos
agrónomos para que nos ayuden a hacer los proyectos
que hagan que las cooperativas funcionen.
¿Qué papel juegan los grandes medios de comuni-
cación en todo este contexto?
Los grandes medios responden a los intereses de
los poderosos, que son los que los financian. Hay una
teoría clara: quien paga, manda. Si detrás de
una televisión está una multinacional que defiende el
sistema y que está de acuerdo con todo lo que está
pasando, ese medio de comunicación está para con-
denarte, desprestigiarte, para ridiculizar y extremar tu
lucha. Y, claro, la gente por desgracia es manejable.
¿Cómo se explica esta situación donde la gente se deja
engañar?, pues toda la vida fue así.
Es muy importante que los ciudadanos despertemos
y nos demos cuenta de que el poder o los poderes,
en democracia o sin democracia, cuando no actúan
en favor de los ciudadanos se convierten en títeres,
deslegitimados ética y moralmente ante el pueblo.
Tras las acciones en Mercadona y Carrefour, y las
marchas del verano pasado, te vimos salir esposado
ante el TSJA de Granada el mismo día que detu-
vieron a Bárcenas, a quien nadie vio en su deten-
ción. Desde el SAT parece que lleváis una ventaja
evidente a la hora de ver los diferentes movimientos
mediáticos. ¿Cómo repercute eso en las moviliza-
ciones y en la captación de gente?
Le tenemos que dar el valor que tiene a la palabra. A
los debates en televisión vamos desnudos, no escon-
demos absolutamente nada. Entendemos la política
como una especie de devoción.
Esos debates siguen un guión establecido, y cuando
les dices que una bombona de butano estaba en 12
Euros y ahora cuesta 16; o que la luz ha subido un
22%; o que un simple Frenadol costaba 5 Euros y
ahora cuesta 6,25; o cómo han subido los artículos de
primera necesidad o les hablamos de que tenemos un
37% de paro en Andalucía y de que hay dos millones
de pobres; que el paro juvenil alcanza el 67%, y que es-
tas cosas no se solucionan con datos estadísticos sino
remangándose los pantalones y aplicando políticas en
Es muy importante que los ciudadanos
despertemos y nos demos cuenta de que el
poder o los poderes, en democracia o sin
democracia, cuando no actúan en favor de los
ciudadanos se convierten en títeres,
deslegitimados ética y moralmente
ante el pueblo.
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