Página 46 - Revista la Laguna - 3-Andalucia

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EL DESVELO
DEL JAZMÍN
SONIA FRÍAS
ocas veces un lugar queda sintetizado
en algo concreto tanto como Anda-
lucía queda en el jazmín. De hecho,
en el afán de traerme Andalucía a
casa, finalmente acerté adaptando
un jazmín a un clima seco de montaña del inte-
rior peninsular. Curioso. En el jazmín, Andalu-
cía quedaba intacta. En la apariencia frágil de sus
efímeras flores surgía poderosa la fragancia que te
trae las blancas calles de tantos lugares andaluces a
la vez, con ese poder que tienen los olores de trans-
portarte, aún más que los acentos de las voces o
la música. Y sé de lo que hablo, que soy mujer de
radio.
La fragilidad aparente de una flor que sin em-
bargo nace cada noche, con la misma fuerza,
hermosura y olor, solo puede hacerlo de una planta
recia y resistente, que se aclimata mucho mejor de
lo que cualquiera pudiéramos sospechar. Solo hay
que atender pequeñas claves que la mantengan viva
para que te regale, todos los días, un aroma único.
El aroma de Andalucía. Andalucía es jazmín y el
jazmín es Andalucía. En esta relación indisoluble
nos moveremos, entre la metáfora y la sugerencia.
En el jazmín se huelen los sonidos del agua, deli-
cados y omnipresentes. Se oye el mar, más bravo
de los que los mesetarios queremos sospechar. Se
ven los campos de olivos que peinan los montes
en un paisaje que no deja de impresionar nunca.
Te relames el sabor a ajoblanco, a aceite, a pes-
caíto. Y puedes tocar la luz. En algo tan delicado
y concreto cabe la sugerencia de una realidad de
manera indescriptible. Lo sensorial cobra una di-
mensión material. También en el recuerdo de tanta
Andalucía.
De tantas andalucías como ocasiones de vivirla.
Tras años visitándolas, son tantos los prejuicios
derribados y las desmitificaciones cumplidas, que
los regresos surgen con la paradoja del descu-
brimiento reconocido. Pocos lugares te garantizan
algo así. La historia deposita en la tierra un germen
invisible de magia, que al pisarlo, emana sin querer,
penetrando en resortes desubicados.
Intento infructuosamente alejarme de lo sen-
sorial en la descripción, pero cada recuerdo o
referencia tiene tanta intensidad que es inútil no
rendirse al espectro mágico surgido casi siempre
de noche. Aún a mediodía. Porque la noche anda-
luza se bate en duelo con la luz. La estereotipada
pereza no está sino aguardando la distracción del
imbatible guardián que lo amarra caprichosamente
en un tiempo adormecido que ha de desembocar
inevitablemente en la fuga triunfal del espíritu más
creativo. La noche andaluza que va más allá de un
concepto temporal, que regala vida en la aparente
oscuridad, que arroja la luz de la que nace el arte,
la historia y la libertad. Que es capaz de hacerse
indomable pese a todo.
Pese a todo. Solo hay que desvelarse un poco.
Como se desvela el jazmín.
Sonia Frías (Programa Entrelares. Radio Cír-
culo. Madrid)
P
La historia deposita en la tierra un germen
invisible de magia, que al pisarlo, emana sin
querer, penetrando en resortes desubicados.
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