Página 81 - Revista la Laguna 4

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hijos me recordara en sus oraciones en una iglesia de barro, pidiendo la intercesión de sus hijos. Quise santiguarme
al oír palabras sucias. Quise tolerar vestigios paganos en el ritual de los poblados, protestando contra la Curia. Quise
comerciar en secreto con bienes raíces, como agente de un billonario anónimo sin edad. Quise escribir bien acerca
de los judíos. Quise ser fusilado entre los vascos por llevar la Sagrada Forma al campo de batalla contra las tropas
franquistas. Quise predicar sobre el matrimonio desde el púlpito inexpugnable de la virginidad, contemplando
los pelillos negros de las piernas de las novias. Quise escribir un tratado contra el control de la natalidad en un in-
glés muy sencillo, panfleto que habría que venderse en el vestíbulo de un teatro, lustrado con dibujos a dos colores
de estrellas fugaces y de la eternidad. Quise suprimir el baile durante algún tiempo. Quise ser un cura drogadicto
que hiciera un disco para Folkways. Quise que me trasladaran por razones políticas. Acabo de descubrir que el
Cardenal... ha aceptado un ingente soborno de una revista femenina, he sufrido un asalto amariconado de mi confe-
sor, he visto a los campesinos traicionados por una razón de necesidad, pero las campanas están repicando esta tarde,
es otro anochecer en el mundo de Dios, y hay muchos a quienes alimentar, y muchas rodillas que están deseando ser
flexionadas. Subo los gastados escalones envuelto en mi armiño harapiento.