PORQUE SUEÑO,
YO NO LO ESTOY
RÉJEAN DUCHARME
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Porque sueño, yo no lo estoy, porque sueño, sueño, porque me abandono por las noches a mis sue-
ños, antes de que me deje el día. Porque no amo, porque me asusta amar, ya no sueño, ya no sueño.
Ya no sueño, ya no sueño, ya no sueño, ya no sueño. A ti, la Dama, la audaz melancolía que con
grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio, tú que atormentas mis noches cuando no sé
qué camino de mi vida tomar, te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me
quedan las cenizas de una sombra de la mentira que tu misma me habías obligado a oír. Y la blanca
plenitud no era como el viejo interludio, y sí una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un
pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la
luz sobre mi soledad. E iré a descansar, con la cabeza entre dos palabras, en el valle de los avasallados
.
Fragmento de El valle de los avasallados (L’Avalée des avalés), de Réjean Ducharme.
* Fotografía “Cantera en la Sierra Parapanda”, de Juan Antonio Sánchez Jaime.