Página 19 - Revista la Laguna 4

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Orquesta Filarmónica de la Scala de Milán
¿Cómo es tu lugar de trabajo?
Completamente caótico. Veces ha habido en
que mi estudio tenía tal aspecto que parecía
como si Godzilla lo hubiera estado usando de
coctelera. Y no exagero ni mijita.
¿Tu momento del día preferido para trabajar?
Siempre se carbura mejor por la mañana tem-
prano, que para mí es a partir de las 5 y media o
6 de la mañana. Pero cuando uno está activado
a fondo pierde la noción del tiempo y no sabe ni
en qué hora vive.
¿Cuál es tu motivación más profunda para
querer contar historias dibujadas?
Es tan profunda que no la sé explicar. Supon-
go que será un impulso parecido al de quien
necesita expresarse haciendo música o litera-
tura o lo que sea.
¿Se debería usar más el cómic o cualquier otro
tipo de medio expresivo para reivindicar la justi-
cia social?
Eso de reivindicar la justicia social, la paz
mundial y el equilibrio ecológico desde una ac-
tividad creativa está muy bien pero sin aburrir
ni hacer el cantamañanas.
Y a ser posible no hacerlo desde un chalet de
superlujo en una urbanización ultrapija, que
eso se estila bastante y está un poquito feo. Y no
sigo que me caliento.
¿Qué
autores
te
inspiraron en tus inicios?
Vázquez,
Vázquez
y Vázquez. Bueno, y
algo también el primer
Ibáñez, algunas de cuyas
cosas son a veces difícil
de distinguir si son de
Ibáñez o de Vázquez,
y naturalmente fue el
primero quien inspiró e
influyó al segundo. In-
cluso se rumorea que la
famosa “13, Rue del per-
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cebe”, una de las series míticas de Ibáñez, fue en
realidad ocurrencia original de Vázquez que se
la cedió graciosamente a su colega porque él es-
taba ya mu liao.
¿En qué proyecto estás trabajando actual-
mente?
Mis labios están sellados. Soy de los que tienen
la superstición de que destripar proyectos cuan-
do están aún verdes trae mala suerte. Pero algo
muy concreto sí que hay en marcha y no con
mala pinta.
¿Algún consejo para los que están arrancando?
Que se planteen dedicarse específicamente al
cómic si disfrutan mucho, mucho, mucho, mu-
cho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho,
mucho haciéndolo. Pero asumiendo que si lle-
gan a poder vivir exclusivamente de esto no es
que podrán darse con un canto en los dientes, es
que tendrán motivos para tirar cohetes todas las
mañanas desde su ventana (la misma ventana a
la que arrojó los lápices el dibujante pirateado
que puso la mercería)
Bueno, y para el que aspire a hacerse rico con
esto, mejor que se dedique a la Primitiva. Tiene
más probabilidades.