Página 59 - Revista la Laguna - 3-Andalucia

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ATRAPASUEÑOS
un proyecto cultural andaluz y desde la izquierda
LUIS COTARELO
“Desde” y no “de”, porque es desde los
movimientos sociales de las izquierdas y an-
ticapitalistas, desde donde salieron (y siguen
saliendo) las personas que movilizan sus sue-
ños comunes para hacer realidad una plata-
forma editorial que sirviera como altavoz. Y
no “de”, porque Atrapasueños no es propie-
dad de nadie. Es una cooperativa que nace
como herramienta para crear y compartir
información, opinión y cultura, que de otra
manera nunca podría darse a conocer.
En Andalucía, históricamente, ha tenido
mucha importancia el movimiento autoges-
tionario de una población totalmente explo-
tada por señoritos e iglesias. La solidaridad
de los comunes, la lucha por la justicia, la
colectividad en el vivir y en el pensar, son
valores que Andalucía ha tenido metida en
vena siempre. Pues es de aquí, de estos sen-
tidos autogestionarios y solidarios de los
que se nutre el carácter de Atrapasueños,
cooperativa cultural y editorial.
En los momentos actuales – siglo XXI
ya – en plena “crisis”, con 6.000.000 de per-
sonas en desempleo, más de un 30 % de la
población andaluza en la pobreza, y muchos
más dolores que nos llegan al estómago y a
veces no nos dejan ni reaccionar, echar la
vista atrás cuesta. Pero yendo a los inicios
de nuestro proyecto cultural y fijándonos
en el primer título que publicamos, allá en
los comienzos del 2000, “La república de
las letras”, entenderemos cuál fue nuestro
primer carácter. Se trataba de contar la expe-
riencia de un colectivo de teatro infantil para
la transformación social. Cultura, política y
cercanía con las problemáticas de la gente de
la calle, de nuestros iguales. Desde la calle
para la calle, con los pies bien asentados en
ella. Ése era – y es – nuestro carácter. Y en
estos años, ya había mucha gente pasándolo
mal. Cuando se suponía que España iba bien,
seguía siendo solo para unos pocos. Eso no
se nos tiene que olvidar. Las clases traba-
jadoras, campesinas, en Andalucía, siem-
pre han estado, como mucho, arañando el
bienestar. Es cierto que hubo un espejismo
donde parecía que el tener era el ser, y que lo
material sustituía tener que deslomarse más
de 12 horas al día para ganarlo. Pero aquí,
esta tierra ha conocido siempre a esos que
no tuvieron que trabajar nunca para tener
su riqueza. Ha conocido siempre a los de las
élites de lo privado gorroneando lo público,
los terratenientes, los “culturetas” que hab-
laban de la “cultura andaluza” sin conocer a
sus gentes, los grandes fuegos artificiales cul-
turales que nada tenían que ver con las clases
populares, y que muchas veces ni podían lle-
gar a verlos. Vidas y culturas de escaparate.
Artificios andaluces sin los y las andaluzas.
Sobre todo sin ellas. Las mujeres doblemente
castigadas con la pobreza y con el olvido, por
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