Página 60 - Revista la Laguna - 3-Andalucia

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sede del SOC de un pueblo de Jaén y la se-
mana siguiente estaba en unas jornadas uni-
versitarias de participación en Sevilla.
Siempre hemos creído que no basta con
hacer libros “alternativos”, sino que tenemos
que crear la alternativa, tanto en la produc-
ción de contenidos, como en la distribución.
Si la cultura se empaqueta y se vende como si
fueran perfumes, poca transformación con-
seguimos. Por eso Atrapasueños somos un
movimiento, no somos una empresa al uso.
Queremos cultura con pueblo y pueblo con
cultura. Y nos movemos para eso.
Nuestra experiencia después de casi 15
años de proyecto cultural, recorriendo An-
dalucía entera, podríamos resumirla en todo
lo que hemos aprendido. La imagen que se
tiene de nuestro pueblo no se corresponde a
la realidad. Por eso empezábamos recor-
dando nuestra cultura de solidaridad y lucha.
Porque lo hemos visto en los rincones donde
hemos estado. Porque la dignidad no se eva-
pora, la dignidad resiste, pese a los ataques
que recibe en forma de paro y pobreza. Y
en nuestro proyecto, que es por la dignidad
cultural, que es por la voz de Andalucía, nos
impregnamos de la dignidad que nos ense-
ñan nuestros autores, nuestros protagonistas
de las historias, nuestros lectores y nuestros
compañeros y compañeras cooperativistas.
Por un camino andan las instituciones,
los burócratas y las élites. Por otro camino,
normalmente a kilómetros de distancia, an-
damos con nuestra gente, intentando poner
la nota discordante, hacer lo que nadie hace,
creando opinión con la opinión de los sin
voz, recuperando memorias, comprometién-
donos con quien se compromete.
Luis Cotarelo Álvarez (Presidente de Atra-
pasueños, S. Coop. And.)
ser clase trabajadora y por ser mujeres.
Y no nos podíamos dejar arrebatar la
cultura, nuestro poder decir las cosas como
las vivimos, como las sentimos, como las
hacemos. Nadie tenía que hablar por no-
sotros. Nadie tenía que decirnos cómo era
nuestro pueblo, nuestra historia, porque ya
la sabíamos, pero no nos querían escuchar. Y
ahí, en esos contextos y esas necesidades, qui-
simos abrir caminos de opinión y de cultura
que antes permanecían cerrados. Momentos
de luchas antiglobalización, contra el paro,
contra la represión, etc. ¿Nos suena? Por eso,
aunque mirar atrás cuesta, no debemos per-
der de vista que hace 14 años, el capitalismo
nos tenía igual de oprimidos. Los de arriba
nos vejaban de la misma manera. Y nuestra
reacción fue dar pasos al frente, unidos por
la cultura, por las luchas ciudadanas, por ser
altavoz.
Comenzamos a hacer libros cercanos, de
nuestros colectivos, de nuestra gente. Ense-
guida se vio que la necesidad era real y que
con los recursos limitados, pero con muchas
ganas, se podían hacer muchas cosas. Luchas
jornaleras, luchas internacionales, memoria
histórica, recuperábamos lo que pasaba, lo
poníamos en valor y nos servía a sí mismo
como herramienta para seguir luchando.
Porque siempre hemos tenido claro que
los libros no son para colocarlos en estan-
terías, son para que nos sirvan para hablar,
para compartir. Por eso nos lanzábamos a
las carreteras, a los pueblos, a presentarlos,
a venderlos mano a mano. De ahí nuestra “li-
brería errante”, que una semana estaba en la
La dignidad no se evapora, la dignidad
resiste, pese a los ataques que recibe en
forma de paro y pobreza.
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