Página 26 - Revista la Laguna - 3-Andalucia

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de Andalucía.
Porque, parafraseando a Celaya, la rebeldía también es
un arma cargada de futuro.
Ya estamos escribiendo nuestro propio presente con
rebeldía. No en vano, el dictado capitalista ya tenía escrito
un guión preconcebido para Andalucía: el guión de una
tierra dócil, resignada y periférica, condenada a asumir
sin rechistar un papel subsidiario en Europa, vuelta de
espaldas a África y a Latinoamérica, inserta sin más en
un bipartidismo que acumula fracasos y decepciones al
mismo tiempo que se reinventa con renovaciones su-
perficiales que le permiten ganar tiempo para acumular
más fracaso y decepción. Era el guión de una Andalucía
hincada de rodillas ante el capital y la troika, ante los es-
peculadores y sus aliados institucionales.
Pero Andalucía se ha rebelado. Y ha utilizado para ello la
herramienta más poderosa a su alcance: su soberanía. La
democracia. En marzo de 2012, en sus últimas elecciones
autonómicas, Andalucía rompió el guión en mil pedazos
y dijo no al bipartidismo y no a la resignación. Donde
el guión preveía una simple alternancia, Andalucía eligió
la alternativa y depositó su confianza en la política como
instrumento para cambiar la realidad, para poner la de-
mocracia al servicio de los intereses de la mayoría social,
de los trabajadores y trabajadoras, de las víctimas (jamás
resignadas) de esta inmensa estafa, de esta agresión del
poder financiero contra las clases populares que solemos
llamar crisis económica. Un instrumento para la re-
generación de la vida pública y la elevación de los listones
éticos en la gestión de lo que es de todos.
La política como instrumento para cambiar la realidad.
En eso estamos, en construir y consolidar una alterna-
tiva. Andalucía es hoy un modelo frente al bipartidismo,
un contraplano de las políticas de recorte de derechos y
libertades, una china en el zapato de los promotores del
discurso único.
Andalucía se rebela contra el papel periférico que
quieren asignarle los núcleos de poder económico y se
reivindica como uno de los centros del mundo, cen-
tro desde el sur de Europa, tierra abierta al Atlántico y
al Mediterráneo. Andalucía es la tierra mejor situada
del mundo, principio y fin de Europa en el corazón del
mundo, enclave perfecto para el intercambio, el
trabajo y el bienestar fundado en la solidaridad, y
jamás en la explotación del hombre por el hombre.
Mienten a conveniencia quienes nos dibujan esco-
rados y marginales en el mapa.
Andalucía es un referente de políticas de re-
sistencia y de avance. Aquí no privatizamos servi-
cios públicos. Aquí defendemos (contra poderosos
enemigos) la sanidad pública, la educación públi-
ca, el derecho a la vivienda, la inversión basada
en criterios de rentabilidad social. Aquí ubicamos
la acción institucional en defensa de la mayoría
social: cómo garantizar los suministros básicos de
luz y agua; cómo atender dignamente a los depen-
dientes; cómo luchar contra los desahucios; cómo
evitar la especulación; cómo promover la igual-
dad entre hombres y mujeres, entre habitantes de
pueblos y ciudades... Seguro que hay mucho por
mejorar. Aún más seguro que las prioridades son
ésas y son innegociables, y más eficazmente podre-
mos defenderlas desde los poderes democráticos
cuanto más alta y clara se oiga la voz de la rebeldía
en la calle.
El empeño de rebeldía de Andalucía es un gi-
gantesco desafío. Es complicado poner la política
al servicio de las clases populares en un Estado, Es-
paña, cuyos dos principales partidos reformaron la
Constitución de la noche a la mañana para garan-
tizar que antes que cualquier derecho deben pro-
tegerse los beneficios de la banca (artículo 135). Es
complicado fomentar una visión equitativa, global
y solidaria de Andalucía cuando las élites locales
conservadoras promueven sin descanso discur-
sos de agravio provincial, discursos de taifas que
ofenden el mensaje del 28-F tanto como la letra
y el espíritu de nuestro Estatuto. Es complicado
hacer oír la voz de la política cuando a todas horas
resuena el discurso del pesimismo, del “todos son
iguales” y del “es imposible”.
Es complicado, sí, pero alentador. Porque no
todos somos iguales, y claro que se puede. Se
puede si mantenemos la imprescindible rebeldía
que da fuerza a los trabajadores y trabajadoras de
Andalucía, que reclaman trabajo digno para hoy
y mañana, que exigen sus derechos, defienden sus
conquistas y se responsabilizan cívica y constructi-
vamente de lo público. La fuerza de esta Andalucía
rebelde, contestataria y crítica es la garantía de la
independencia y bienestar de sus hombres y mu-
jeres.
Elena Cortés Jiménez
Miembro del Consejo Político Federal de
Izquierda Unida.
Consejera de Fomento y Vivienda del gobierno
andaluz.
El empeño de rebeldía de Andalucía es
un gigantesco desafío. Es complicado
poner la política al servicio de las clases
populares en un Estado, España, cuyos
dos principales partidos reformaron la
Constitución de la noche a la mañana
para garantizar que antes que cualquier
derecho deben protegerse los beneficios
de la banca.